Durante décadas, el Popocatépetl y su eterno compañero, el Iztaccíhuatl, han sido protagonistas de leyendas, rituales y estudios científicos. Pero más allá de lo mitológico o geológico, estos colosos albergan también una creciente colección de fenómenos inexplicables que desafían toda lógica. Avistamientos de ovnis, encuentros con seres no humanos y episodios de tiempo perdido han sido reportados en sus inmediaciones, y uno de los testigos más persistentes es el investigador Marco Rodríguez.
Con más de 15 años dedicado a explorar la zona y recopilar testimonios, Rodríguez ha documentado una galería inquietante de objetos voladores anómalos: desde triángulos silenciosos hasta estructuras cilíndricas flotando sin explicación aparente. En uno de sus relatos más impactantes, describe cómo, durante un campamento universitario, un cilindro descendió a plena vista de los presentes, provocando un silencio tan denso como el asombro de los testigos.
Pero no solo los cielos han sido escenario de lo insólito. Rodríguez asegura haber captado en video a un ser volador desplazándose a baja altura cerca del volcán, coincidiendo con la formación de una nube lenticular —fenómeno meteorológico frecuentemente asociado con avistamientos ovni—. El humanoide parecía portar una especie de mochila luminosa, y desapareció tras una línea eléctrica en cuestión de segundos. A la par, luces desconocidas comenzaron a manifestarse sobre la Iztaccíhuatl.
En sus expediciones a zonas restringidas del Popocatépetl, como parte de operativos de rescate, Rodríguez también relata encuentros más perturbadores: en el refugio de Tlamacas, asegura haberse topado con una figura peluda y de gran estatura, una presencia que desapareció tan fugazmente como se manifestó. A esto se suma un misterioso episodio de “tiempo perdido” vivido junto a elementos policiales, donde una luz blanca los envolvió y, al recuperar la conciencia, se encontraban a más de una hora del sitio donde habían estado. Uno de los agentes incluso perdió el conocimiento tras mostrar un comportamiento errático.
Para el investigador, estas experiencias apuntan a que el Popocatépetl no es simplemente un volcán activo, sino un punto estratégico dentro del mapa energético de México. Rodríguez sugiere que su intensa actividad geotérmica y electromagnética podría favorecer interacciones con inteligencias no humanas o incluso ser utilizada como acceso dimensional.
Las grabaciones y testimonios recogidos por Marco Rodríguez se suman a una creciente base de datos que sugiere que los volcanes del centro de México son algo más que montañas dormidas: podrían ser portales naturales de contacto con tecnologías o seres que desafían nuestra comprensión actual del universo.